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Devocional 29/05
Lectura del día
 

 

La meditación no es el proceso de despejar tu mente, sino de llenar tu mente con la verdad. Es como una roca desplazando el agua en un recipiente. Tu mente está continuamente expuesta a la duda, las atrocidades, la suciedad y los conflictos del mundo que te rodea. Tratar de limpiar esos pensamientos es muy difícil, pero hay un remedio: la meditación en la Palabra de Dios.

Se necesita un esfuerzo consciente para enfocar tu mente y corazón en la verdad de la Palabra de Dios. Una vez que lo hacés, sin embargo, cosecharás los beneficios. Josué 1:8 dice: "Estudia constantemente este libro de la ley. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas."

La lectura de la Biblia es buena, pero la meditación es un cambio de vida, ya que implica pensar en un verso hasta que caiga de tu mente a tu corazón. La raíz de la palabra meditación significa "murmurar", o "expresar." Cuanto más se habla la Palabra, más entra en tu espíritu. Mientras andes en tus asuntos diarios, hablá la Palabra a vos mismo. "Murmurá" sobre ella continuamente, reflexionando en tu mente.

Sea cual sea tu área de necesidad, seleccioná varias promesas que se apliquen a tu situación y memorizalas. Luego meditá en ellas durante el día (Salmo 119:97). Cuando la duda, el miedo, el desánimo y la lucha entren en tu mente "pensá en las cosas que son excelentes y dignas de alabanza" (Filipenses 4:8). Tu fe crecerá, tu mente va a cambiar, y ¡tu camino se convertirá en un éxito!

 

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