Satanás es un maestro en colocarnos frente al pecado de lujuria y
darle un aspecto muy atractivo. Entonces, después de que nos
acercamos y lo tomamos, aparece la realidad de que ese pecado es una
decepción miserable. ¡Cuán rápidamente nuestros ojos desprecian lo
que hemos logrado a través de la lujuria!
Satanás nos tienta con una imagen del pecado que se ve como un oasis
en el desierto. Él lo hace parecer como si ese deseo cumplido
trajera la máxima felicidad. Amnón fantaseó durante mucho tiempo con
tener relaciones con su media hermana Tamar. Sin embargo, el momento
en que actuó en su fantasía, el dulce sabor que él imaginaba se
volvió en amargura. Amnón eventualmente despreció lo que había
conquistado (2 Samuel 13:15).
En cualquier tentación, pedile a Dios que te muestre la realidad de
lo decepcionante que será el pecado. Cualquier movimiento que hagas
por la lujuria se volverá a burlarse de ti y te llevará aún a más
pecado. Pedí la ayuda del Espíritu Santo para romper cualquier
fantasía en tu mente y puedas ver su parte oculta: la ira, falta de
respeto, e incluso la muerte.
"Hay un camino que al hombre le parece derecho, pero termina en la
muerte" (Proverbios 14:12). ¡No caigas en el cebo de Satanás!
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