Jesús prometió que el Espíritu Santo convencería al mundo de su
error en cuanto al pecado. La convicción surge de la confrontación
con la evidencia. El Espíritu Santo es el Espíritu de la verdad, y
pone ante tu conciencia la evidencia de tu pecado, sin dejarte
opción de escape.
El profeta Natán confrontó a David con una parábola ilustrando la
culpabilidad de David con Betsabé (2 Samuel 12:7). Esa simple
parábola hirió su conciencia, y David verdaderamente se arrepintió
de corazón. Aunque su pecado era grande, recibió el perdón porque su
arrepentimiento era genuino.
Cuando Dios te confronta con la verdad de tu pecado, Él muestra
misericordia. Como Jesús dijo: "Y conoceréis la verdad, y la verdad
os hará libres" (Juan 8:32). Nunca escapes de la evidencia. El
Espíritu Santo te traerá ciertas escrituras como un espejo para
mostrar tu verdadero yo. Si respondes a su misericordia y gracia,
serás puesto en libertad de cualquier pecado que te ha oprimido.
Invitá al Espíritu Santo a brillar la luz de la verdad de tu vida y
acciones. Entonces honestamente aceptá y reconocé Su evidencia, y
confesá con David: "He pecado contra el Seńor" (2 Samuel 12:13).
Entonces, y sólo entonces, le escucharás decir: "Sí, pero el Seńor
te ha perdonado" (v. 13).
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