En
1 Juan 2:16,
podemos ver un ejemplo de las tres raíces principales de pecado que
tientan a todos los hombres: "...un intenso deseo por el placer
físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de
nuestros logros y posesiones;..."
El pecado comienza mayormente con los ojos, al igual que el primer
pecado entró en el mundo cuando Eva vio el fruto. Génesis 3:6 dice:
"Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso,..." Los
ojos de David le llevaron a la lujuria, comenzando un ciclo de
violencia y anarquía en su reino. Sus ojos lujuriosos trajeron a luz
el pecado, y eso le costó muchos años y muchos dolores de cabeza
para librarse de ese pecado. David finalmente dijo: "Me negaré a
mirar cualquier cosa vil o vulgar." (Salmo 101:3). Job, también, se
hizo eco de este pensamiento cuando dijo: "Hice un pacto con mis
ojos no mirar con lujuria a una mujer joven" (Job 31:1).
Una vida de pecado viene con una etiqueta de precio alto. Una línea
de un famoso sermón lo transmite muy bien: "El pecado te llevará más
lejos de lo que querés ir, te mantendrá más tiempo del que deseás
permanecer y te costará más de lo que deseás pagar."
Sé implacable contra los pensamientos lujuriosos e imaginaciones.
Podés pensar que el placer es grande, pero la consecuencia sólo va a
traerte dolores de cabeza.
145 días pasaron... Quedan 220
|