En la historia de Ruth podemos ver una profunda verdad a través de
las vidas de dos mujeres, Noemí y Ruth, que fueron liberadas de la
oscuridad espiritual. A pesar de todos sus problemas, Noemí dirigió
a Ruth a seguir al Dios vivo y verdadero (Rut 1:22). Noemí fue un
verdadero testigo para Ruth. Los testigos fieles son vitales para
socorrer a los "marginados".
Ruth era una moabita, y Dios había maldecido a su pueblo por luchar
contra Moisés. Como resultado, no podían entrar en la casa de Dios,
hasta la décima generación (Deuteronomio 23:3). El testimonio de
Noemí a Ruth condujo al matrimonio de Ruth en la línea ancestral de
Jesús. ¡La "marginada" se convirtió en "princesa"!
Jesús fue un testigo veraz en su discusión con la mujer en el pozo.
Él le dijo que tenía que arrepentirse de sus cinco matrimonios y la
presente relación adúltera (Juan 4:18). Otros pueden haber hablado
de ella, pero sólo Jesús fue sincero con ella. Su simple afirmación
de la verdad la liberó, y ella recibió el Agua Viva.
Pasemos nuestras vidas cosechando la siembra espiritual para la vida
eterna. Hay un sinfín de campos de almas que necesitan escuchar la
verdad, y que están "listos ahora para la siega" (Juan 4:35).
124 días quedaron atrás, 241 por delante. Tiempo de siembra...
Tiempo de cosecha!
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