Ciertamente Cristo sintió la carga de una ciudad que rechazó su
gracia (Lucas 19:41). Jerusalén tuvo todas las oportunidades de
arrepentirse, de haber visto grandes milagros y haber escuchado
grandes sermones del Señor. El conocimiento de que Jerusalén
finalmente lo rechazaría y crucificaría hizo que Jesús llorara por
la oportunidad perdida.
Pablo también se sintió dolido por el rechazo del Evangelio de
Israel: "Tengo el corazón lleno de amarga tristeza e infinito dolor
por mi pueblo, mis hermanos judíos. Yo estaría dispuesto a vivir
bajo maldición para siempre —¡separado de Cristo!— si eso pudiera
salvarlos." (Romanos 9:2-3).
¿Alguna vez pensaste que una determinada persona se arrepentiría
después de escuchar una prédica en particular o de experimentar una
situación especialmente dolorosa en su vida, y sin embargo no lo
hizo? La intercesión puede surgir de una esperanza demorada,
sabiendo que Dios está esperando para bendecir, pero la humanidad se
sigue resistiendo. El dolor y la agonía de ver a otros perdiendo lo
mejor de Dios en sus vidas debe convertirse en una continua oración
por ellos.
Mantenete en pie por tus seres queridos. Mientras estén vivos y
respirando, todavía hay esperanza. Imaginate la alegría que
experimentará cuando pongan sus vidas en manos de Dios!
108 días pasaron. Restan 257.
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