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Jesús nos enseñó que servir a Dios podría resultar costoso en las
relaciones familiares. Jacob aprendió esta dolorosa lección cuando
su familia cercana se convirtió en la fuente inmediata de sus
mayores problemas. Su suegro Labán lo engañó, estafó, abusó de él, e
incluso lo persiguió cuando salió (Génesis 31:23). En otro caso, su
hermano Esaú parecía estar enojado hasta el punto de la venganza
cuando vino a encontrarse con Jacob con cuatrocientos hombres. ¿El
resultado en ambas situaciones? Dios intervino en nombre de Jacob!
Labán fue reprendido en un sueño: "Te advierto que dejes en paz a
Jacob" (Génesis 31:23-24). Esaú recibió a Jacob con lágrimas y besos
(Génesis 33:4).
Jesús dijo a sus discípulos que decidieran si lo amaban más a él o a
sus parientes. Debido a que esta circunstancia puede darse cuando un
pariente se aparta del camino del Señor, nosotros, también, debemos
optar por seguir el "camino estrecho". Esto no quiere decir que
nosotros intencionalmente dejemos de lado a nuestros parientes, solo
que debemos estar totalmente preparados para ser rechazados o mal
entendidos por ellos.
Dios ayudó a Jacob con Labán y con Esaú. Si estás teniendo un
conflicto familiar, ¡Él te ayudará también!
14 días pasaron... restan 351 para cumplir el propósito de Dios
en tu vida.
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