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Cuando Abraham ya era viejo, estaba muy ansioso de que Isaac, su
hijo y heredero, se casara con una chica de su propio clan, de la
región donde se había criado. Desde luego, ¡no quería que Isaac se
casara con una cananea impía! Así que Abraham envió un siervo de
confianza para encontrar una esposa para Isaac. El criado hizo una
pregunta legítima: ¿Cómo iba a viajar miles de kilómetros a una
región desconocida y encontrar justo la novia adecuada para su amo?
Para tener en cuenta, este siervo era lo suficientemente sabio para
cumplir su casi imposible misión siguiendo la dirección de Dios. El
resultado milagroso fue que de entre todas las ciudades, todos los
pozos y todas las chicas de la tierra de Oriente, Rebeca fue a ese
pozo. El secreto del siervo para tener éxito fue encomendar su viaje
a la providencia de Dios.
Si Dios tiene contados los cabellos de nuestra cabeza (Mateo 10:30),
Él sin duda puede hacer un mejor trabajo que nosotros en controlar
nuestra vida. Si te apoyás en tu propio entendimiento, te enfrentás
a una tarea interminable e imposible. Pero Dios, que es infinito en
entendimiento y sabiduría, puede encontrar rápidamente la solución
que necesitamos en cada asunto.
El siervo informó a Abraham diciendo: "Antes de terminar de orar en
mi corazón, vi a Rebeca saliendo con un cántaro de agua al hombro."
(Génesis 24:45). Orá, comprometete, y observá. Tu respuesta puede
estar ya allí.
9 días pasaron... restan 356 para cumplir el propósito de Dios
en tu vida.
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