19 de Diciembre
 

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Salmo 138

 

Sofonías 1

1El Señor le dio este mensaje a Sofonías, cuando Josías, hijo de Amón, era rey de Judá. Sofonías fue hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías.
Juicio venidero contra Judá
2«Arrasaré con todo lo que hay
sobre la faz de la tierra —dice el Señor—.
3Arrasaré con personas y animales por igual;
arrasaré con las aves de los cielos y con los peces del mar.
Reduciré a los malvados a un montón de escombros
y borraré a la humanidad de la faz de la tierra —dice el Señor—.
4Aplastaré a Judá y a Jerusalén con mi puño
y destruiré todo rastro del culto a Baal.
Acabaré con todos los sacerdotes idólatras,
para que se borre hasta el recuerdo de ellos.
5Pues ellos suben a las azoteas
y se postran ante el sol, la luna y las estrellas.
Dicen seguir al Señor,
pero al mismo tiempo rinden culto a Moloc.
6Destruiré a los que antes me adoraban
pero ahora dejaron de hacerlo.
Ya no piden el consejo del Señor,
ni buscan mis bendiciones».
7Guarden silencio en presencia del SeñorSoberano,
porque se acerca el imponente día del juicio del Señor.
El Señor ha preparado a su pueblo para una gran matanza
y ha seleccionado a sus verdugos.
8«En ese día del juicio
—dice el Señor
castigaré a los líderes y a los príncipes de Judá
y a todos los que siguen costumbres paganas.
9Sí, castigaré a los que toman parte en cultos paganos
y a los que llenan las casas de sus amos con violencia y engaño.
10»En ese día —dice el Señor
vendrá un grito de alarma desde la puerta del Pescado
y el eco resonará por todo el Barrio Nuevo de la ciudad.
Un gran estrépito se oirá desde las colinas.
11Giman de dolor los que viven en la zona del mercado,
porque todos los comerciantes y negociantes serán destruidos.
12»Buscaré con linternas en los rincones más oscuros de Jerusalén
para castigar a quienes descansen cómodos con sus pecados.
Piensan que el Señor no les hará nada;
ni bueno ni malo.
13Por eso serán despojados de sus posesiones y
sus casas serán saqueadas.
Construirán nuevas casas
pero nunca vivirán en ellas.
Plantarán viñedos
pero nunca beberán su vino.
14»Ese terrible día del Señor está cerca.
Viene de prisa,
un día de llanto amargo,
un día cuando aun los hombres fuertes clamarán.
15Será un día cuando el Señor derramará su ira,
un día de terrible aflicción y angustia,
un día de ruina y desolación,
un día de oscuridad y penumbra,
un día de nubes y de negrura,
16un día de sonido de trompeta y gritos de batalla.
¡Caen las ciudades amuralladas
y las más sólidas fortificaciones!
17»Por haber pecado contra el Señor,
los haré andar a tientas como el ciego.
Su sangre será vertida en el polvo
y sus cuerpos quedarán pudriéndose sobre la tierra».
18Ni su plata ni su oro los salvará
en el día de la ira del Señor.
Pues toda la tierra será devorada
por el fuego de su celo.
Él dará un final aterrador
a toda la gente de la tierra.

 

Sofonías 2

 

Un llamado al arrepentimiento
1Reúnanse, sí, júntense,
nación desvergonzada.
2Reúnanse antes de que comience el juicio,
antes de que su oportunidad de arrepentirse vuele como la paja.
Actúen ahora, antes de que caiga la intensa furia del Señor
y comience el terrible día de la ira del Señor.
3Busquen al Señor los que son humildes
y sigan sus mandamientos.
Procuren hacer lo que es correcto
y vivir con humildad.
Quizá todavía el Señor los proteja
y los libre de su ira en ese día de destrucción.
Juicio contra Filistea
4Gaza y Ascalón serán abandonadas,
Asdod y Ecrón, derribadas.
5Y qué aflicción les espera, filisteos,
que viven a lo largo de la costa y en la tierra de Canaán,
¡porque este juicio es también en contra de ustedes!
El Señor los destruirá
hasta que no quede ni uno de ustedes.
6La costa filistea se convertirá en pastizales desiertos,
un lugar en el que acampan los pastores
con corrales para ovejas y cabras.
7Allí pastoreará un remanente de la tribu de Judá.
Por las noches descansarán en las casas abandonadas de Ascalón.
Pues el Señor su Dios visitará a su pueblo con bondad
y le devolverá su prosperidad.
Juicio contra Moab y Amón
8«He oído las burlas de los moabitas
y los insultos de los amonitas
cuando se mofan de mi pueblo
e invaden sus fronteras.
9Ahora, tan cierto como que yo vivo,
—dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel—,
Moab y Amón serán destruidos,
aniquilados por completo, igual que Sodoma y Gomorra.
Su tierra será un lugar de ortigas,
de pozos de sal y de desolación eterna.
El remanente de mi pueblo los saqueará
y tomará su tierra».
10Recibirán el pago de su orgullo,
porque se burlaron del pueblo del Señor de los Ejércitos Celestiales.
11El Señor los llenará de terror
cuando destruya a todos los dioses de la tierra.
Entonces naciones en todo el mundo adorarán al Señor,
cada una en su propio país.
Juicio contra Etiopía y Asiria
12«Ustedes, etíopes, también serán masacrados
por mi espada», dice el Señor.
13Con su puño, el Señor golpeará a las tierras del norte
y así destruirá a la tierra de Asiria.
Hará de Nínive, su gran capital, una desolada tierra baldía,
reseca como un desierto.
14La orgullosa ciudad vendrá a ser pastizal para los rebaños y manadas;
allí se instalará y vivirá toda clase de animales salvajes.
El búho del desierto y la lechuza blanca se posarán sobre las columnas destruidas
y sus reclamos se oirán por las ventanas rotas.
Los escombros taparán todas las puertas
y los revestimientos de cedro quedarán a la intemperie.
15Esta es la ruidosa ciudad
que un día fue tan segura.
«¡Yo soy la más grande! —se jactaba—.
¡No hay otra ciudad que se compare conmigo!».
Sin embargo, ahora, miren la ruina en la que se convirtió,
un refugio de animales salvajes.
Todo el que pase por allí, se reirá con desdén
y sacudirá su puño en señal de desafío.

 

Sofonías 3

 

Rebelión y redención de Jerusalén
1¡Qué aflicción le espera a la rebelde y contaminada Jerusalén,
la ciudad de violencia y crimen!
2Nadie puede decirle nada;
rechaza toda corrección.
No confía en el Señor
ni se acerca a su Dios.
3Sus líderes son como leones rugientes
en cacería de sus víctimas.
Sus jueces son como lobos voraces al anochecer,
que para la mañana no han dejado rastro de su presa.
4Sus profetas son mentirosos y arrogantes, en busca de su propia ganancia.
Sus sacerdotes profanan el templo al desobedecer las instrucciones de Dios.
5Pero el Señor todavía está en la ciudad,
y él no hace nada malo.
Día tras día emite justicia,
él nunca falla.
Pero los perversos no conocen la vergüenza.
6«Yo he aniquilado a muchas naciones
y he devastado las murallas y torres de sus fortalezas.
Las calles ahora están desiertas;
sus ciudades quedan en ruinas silenciosas.
No quedó nadie con vida,
ni siquiera uno.
7Yo pensé: “¡Seguramente ahora me temerán!
Sin duda, escucharán mis advertencias.
Entonces no necesitaré intervenir otra vez
y destruir sus casas”.
¡Pero no es así! Se levantan temprano
para continuar con sus malas acciones.
8Por lo tanto, tengan paciencia —dice el Señor—.
Pronto me levantaré y acusaré a esas naciones malvadas.
Pues he decidido reunir a los reinos de la tierra
y descargar mi más feroz ira y furia sobre ellos.
Toda la tierra será consumida
por el fuego de mi celo.
9»Entonces purificaré el lenguaje de todos los pueblos,
para que todos juntos puedan adorar al Señor.
10Mi pueblo disperso, que vive más allá de los ríos de Etiopía
vendrá a presentar sus ofrendas.
11En ese día ya no hará falta que sean avergonzados,
porque dejarán de rebelarse contra mí.
Quitaré al orgulloso y al arrogante de entre ustedes;
no habrá más altivez en mi monte santo.
12Quedarán solo los sencillos y los humildes
porque son ellos quienes confían en el nombre del Señor.
13Los del remanente de Israel no harán nada malo;
nunca mentirán ni se engañarán unos a otros.
Comerán y dormirán seguros,
sin que nadie los atemorice».
14¡Canta, oh hija de Sión;
grita fuerte, oh Israel!
¡Alégrate y gózate con todo tu corazón,
oh hija de Jerusalén!
15Pues el Señor quitará su mano de juicio
y dispersará a los ejércitos de tus enemigos.
¡El Señor mismo, el Rey de Israel,
vivirá en medio de ti!
Por fin, se habrán terminado tus aflicciones
y nunca jamás temerás el desastre.
16En ese día, la proclama en Jerusalén será:
«¡Ánimo, Sión! ¡No temas!
17Pues el Señor tu Dios vive en medio de ti.
Él es un poderoso salvador.
Se deleitará en ti con alegría.
Con su amor calmará todos tus temores.
Se gozará por ti con cantos de alegría».
18«Reuniré a los que añoran los festivales establecidos;
nunca más serán avergonzados.
19Sin embargo, trataré con severidad
a quienes te oprimieron.
Salvaré al débil y al indefenso;
reuniré a los que fueron expulsados.
Daré gloria y renombre a los que fueron desterrados
dondequiera que hayan sido ridiculizados y avergonzados.
20En ese día los reuniré
y los traeré de regreso a casa.
Les daré un buen nombre, un nombre distinguido
entre todas las naciones de la tierra,
cuando, ante sus propios ojos, restauraré tu bienestar.
¡Yo, el Señor, he hablado!».

 

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Apocalipsis 10

El ángel y el rollo pequeño
1Entonces vi a otro ángel poderoso que descendía del cielo envuelto en una nube con un arco iris sobre su cabeza. Su cara brillaba como el sol, y sus pies eran como columnas de fuego. 2En la mano tenía un rollo pequeño que había sido abierto. Se paró con el pie derecho sobre el mar y el pie izquierdo sobre la tierra, 3y dio un fuerte grito, como el rugido de un león. Y cuando gritó, los siete truenos respondieron.
4Cuando hablaron los siete truenos, yo estuve a punto de escribir, pero oí una voz del cielo que decía: «Guarda en secreto lo que los siete truenos dijeron y no lo escribas».
5Entonces el ángel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó la mano derecha hacia el cielo. 6Hizo un juramento en el nombre de aquel que vive por siempre y para siempre, quien creó los cielos y todo lo que hay en ellos, la tierra y todo lo que hay en ella, y el mar y todo lo que hay en él. El ángel dijo: «Ya no habrá más demora.7Cuando el séptimo ángel toque su trompeta, el misterioso plan de Dios se cumplirá. Sucederá tal como él lo anunció a sus siervos los profetas».
8Después la voz del cielo me habló de nuevo: «Ve y toma el rollo abierto de la mano del ángel, que está de pie sobre el mar y sobre la tierra».
9Así que me acerqué al ángel y le dije que me diera el pequeño rollo. Él me dijo: «Sí, tómalo y cómelo. Será dulce como la miel en tu boca, ¡pero se volverá amargo en tu estómago!». 10Entonces tomé el pequeño rollo de la mano del ángel, ¡y me lo comí! Fue dulce en mi boca, pero cuando lo tragué, se volvió amargo en mi estómago.
11Entonces me fue dicho: «Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».

 

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Salmo 138

Salmo de David.
1Te doy gracias, oh Señor, con todo el corazón;
delante de los dioses cantaré tus alabanzas.
2Me inclino ante tu santo templo mientras adoro;
alabo tu nombre por tu amor inagotable y tu fidelidad,
porque tus promesas están respaldadas
por todo el honor de tu nombre.
3En cuanto oro, tú me respondes;
me alientas al darme fuerza.
4Todos los reyes del mundo te darán gracias, Señor,
porque cada uno de ellos escuchará tus palabras.
5Así es, cantarán acerca de los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es muy grande.
6Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes,
pero se mantiene distante de los orgullosos.
7Aunque estoy rodeado de dificultades,
tú me protegerás del enojo de mis enemigos.
Extiendes tu mano,
y el poder de tu mano derecha me salva.
8El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida,
pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre.
No me abandones, porque tú me creaste.

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