Muerte de Jehú
32Por
ese tiempo, el Señor comenzó
a reducir el tamaño del territorio de Israel. El rey Hazael
conquistó varias regiones del país 33al
oriente del río Jordán, entre ellas, toda la tierra de
Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés. El área que conquistó
se extendía desde la ciudad de Aroer, cerca del valle del
Arnón, hasta tan al norte como Galaad y Basán.
34Los
otros acontecimientos del reinado de Jehú —todo lo que hizo
y todos sus logros— están registrados en El
libro de la historia de los reyes de Israel.
35Cuando
Jehú murió, lo enterraron en Samaria; y su hijo Joacaz lo
sucedió en el trono.36Jehú
reinó en Israel desde Samaria durante veintiocho años en
total.
2 Reyes 11
La reina Atalía gobierna en Judá
1Cuando
Atalía, la madre del rey Ocozías de Judá, supo que su hijo
había muerto, comenzó a aniquilar al resto de la familia
real; 2pero
Josaba, hermana de Ocozías e hija del rey Yoram, tomó
a Joás, el hijo más pequeño de Ocozías, y lo rescató de
entre los demás hijos del rey que estaban a punto de ser
ejecutados. Para esconderlo de Atalía, Josaba puso a Joás
con su nodriza en un dormitorio; por eso no asesinaron al
niño. 3Joás
permaneció escondido en el templo del Señor durante
seis años, mientras Atalía gobernaba el país.
Rebelión contra Atalía
4En
el séptimo año del reinado de Atalía, el sacerdote Joiada
mandó llamar al templo del Señor a
los comandantes, a los mercenarios cariteos y a los guardias
del palacio. Hizo un pacto solemne con ellos y los obligó
hacer un juramento de lealtad allí, en el templo del Señor;
luego les mostró al hijo del rey.
5Joiada
les dijo: «Tienen que hacer lo siguiente: una tercera parte
de ustedes, los que están de turno el día de descanso,
vigilarán el palacio real; 6otra
tercera parte de ustedes hará guardia en la puerta Sur; y la
otra tercera parte lo hará detrás de la guardia del palacio.
Los tres grupos vigilarán el palacio. 7Los
dos grupos que no están de turno el día de descanso
guardarán al rey en el templo del Señor. 8Formen
una escolta alrededor del rey y tengan sus armas en la mano.
Maten a cualquiera que intente penetrar las filas. Quédense
junto al rey vaya donde vaya».
9Así
que los comandantes hicieron todo tal como el sacerdote
Joiada les había ordenado. Los comandantes se encargaron de
los hombres que se presentaban para su turno ese día de
descanso, así como de los que terminaban el suyo. Los
llevaron a todos ante el sacerdote Joiada, 10quien
les dio las lanzas y los escudos pequeños que habían
pertenecido al rey David y estaban guardados en el templo
del Señor. 11Los
guardias del palacio se ubicaron alrededor del rey, con sus
armas listas. Formaron una hilera desde el lado sur del
templo hasta el lado norte y alrededor del altar.
12Entonces
Joiada sacó a Joás, el hijo del rey, puso la corona sobre su
cabeza y le entregó una copia de las leyes de Dios. Lo
ungieron y lo proclamaron rey, y todos aplaudieron y
gritaron: «¡Viva el rey!».
Muerte de Atalía
13Cuando
Atalía oyó el ruido que hacían los guardias del palacio y la
gente, fue de prisa al templo del Señor para
ver qué pasaba.14Cuando
llegó, vio al recién coronado rey de pie en el lugar de
autoridad, junto a la columna, como era la costumbre durante
las coronaciones. Los comandantes y los trompetistas lo
rodeaban, y gente de todo el reino celebraba y tocaba las
trompetas. Cuando Atalía vio todo esto, rasgó su ropa en
señal de desesperación y gritó: «¡Traición! ¡Traición!».
15Después
el sacerdote Joiada ordenó a los comandantes que estaban a
cargo de las tropas: «Llévensela a los soldados que están de
guardia frente al templo, y
maten a cualquiera que intente rescatarla». Pues el
sacerdote había dicho: «No deben matarla dentro del templo
del Señor». 16Por
eso la agarraron y la llevaron a la puerta por donde los
caballos entraban al predio del palacio, y allí la mataron.
Reformas religiosas de Joiada
17Luego
Joiada hizo un pacto entre el Señor y
el rey y el pueblo, de que serían el pueblo del Señor.
También hizo un pacto entre el rey y el pueblo. 18Así
que toda la gente fue al templo de Baal y entre todos lo
destruyeron; demolieron los altares, hicieron pedazos los
ídolos y mataron a Matán, el sacerdote de Baal, frente a los
altares.
El sacerdote Joiada puso guardias en el templo del Señor. 19Después
los comandantes, los mercenarios cariteos, los guardias del
palacio y toda la gente del reino escoltaron al rey desde el
templo del Señor;
pasaron por la puerta de la guardia y entraron al palacio, y
el rey se sentó en el trono real.20Toda
la gente del reino se alegró, y la ciudad estaba tranquila
porque Atalía había sido ejecutada en el palacio del rey.
21Joás tenía
siete años cuando subió al trono.
2 Reyes 12
Joás repara el templo
1Joás comenzó
a gobernar Judá durante el séptimo año del reinado de Jehú
en Israel y reinó en Jerusalén cuarenta años. Su madre se
llamaba Sibia y era de Beerseba. 2Durante
toda su vida Joás hizo lo que era agradable a los ojos del Señor porque
el sacerdote Joiada lo aconsejaba; 3pero
aun así, no destruyó los santuarios paganos, y la gente
seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí.
4Cierto
día, el rey Joás dijo a los sacerdotes: «Recojan todo el
dinero que se traiga como ofrenda sagrada al templo del Señor,
ya sea el pago de una cuota, el de los votos o una ofrenda
voluntaria. 5Los
sacerdotes tomarán de este dinero para pagar cualquier
reparación que haya que hacer en el templo».
6Sin
embargo, en el año veintitrés del reinado de Joás, los
sacerdotes aún no habían reparado el templo. 7Entonces
el rey Joás mandó llamar a Joiada y a los demás sacerdotes y
les preguntó: «¿Por qué no han reparado el templo? Ya no
tomen más dinero para sus propias necesidades. De ahora en
adelante, todo debe usarse en la reparación del templo». 8Así
que los sacerdotes acordaron no aceptar más dinero de la
gente y también estuvieron de acuerdo en que otros tomaran
la responsabilidad de reparar el templo.
9Luego
el sacerdote Joiada tomó un cofre grande, le hizo un agujero
en la tapa y lo puso al lado derecho del altar, en la
entrada del templo del Señor.
Los sacerdotes que cuidaban la entrada ponían dentro del
cofre todas las contribuciones de la gente. 10Cada
vez que el cofre se llenaba, el secretario de la corte y el
sumo sacerdote contaban el dinero que la gente había traído
al templo del Señor y
después lo metían en bolsas. 11Luego
entregaban el dinero a los supervisores de la construcción,
quienes a su vez lo usaban para pagarle a la gente que
trabajaba en el templo del Señor:
los carpinteros, los constructores, 12los
albañiles y los picapedreros. También utilizaron el dinero
para comprar la madera y la piedra labrada necesarias para
reparar el templo del Señor,
y pagaron todo tipo de gasto relacionado con la restauración
del templo.
13El
dinero que se traía al templo no se usó para hacer copas de
plata ni despabiladeras, tazones, trompetas ni otros objetos
de oro o de plata para el templo del Señor. 14Se
asignó a los trabajadores, quienes lo utilizaron para hacer
las reparaciones del templo. 15No
fue necesario pedir cuentas de este dinero a los
supervisores de la construcción, porque eran hombres
honestos y dignos de confianza. 16Sin
embargo, el dinero que se recibió de ofrendas por la culpa y
de ofrendas por el pecado no se llevó al templo del Señor.
Se le entregó a los sacerdotes para su uso personal.
Fin del reinado de Joás
17En
esos días, el rey Hazael de Aram entró en guerra contra Gat
y la tomó. Luego se dirigió a atacar Jerusalén. 18Entonces
el rey Joás recogió todos los objetos sagrados que Josafat,
Yoram y Ocozías —los reyes anteriores de Judá— habían
dedicado junto con los que él mismo había dedicado. Después
le envió todo a Hazael, junto con el oro que había en los
tesoros del templo del Señor y
en el palacio real. Como resultado, Hazael suspendió su
ataque a Jerusalén.
19Los
demás acontecimientos del reinado de Joás y todo lo que hizo
están registrados en El
libro de la historia de los reyes de Judá.
20Ahora
bien, los funcionarios de Joás conspiraron contra él y lo
asesinaron en Bet-milo, rumbo a Sila. 21Los
asesinos eran consejeros de confianza: Josacar, hijo
de Simeat, y Jozabad, hijo de Somer. Joás fue enterrado con
sus antepasados en la Ciudad de David. Luego su hijo Amasías
lo sucedió en el trono.
Pablo conoce a Priscila y a Aquila en Corinto
1Después
Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 2Allí
conoció a un judío llamado Aquila, nacido en la región del Ponto, quien
estaba recién llegado de Italia junto con su esposa, Priscila. Habían
salido de Italia cuando Claudio César deportó de Roma a todos los
judíos. 3Pablo
se quedó a vivir y a trabajar con ellos, porque eran fabricantes de
carpas al
igual que él.
4Cada
día de descanso, Pablo se encontraba en la sinagoga tratando de
persuadir tanto a judíos como a griegos. 5Después
de que Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo pasó todo el tiempo
predicando la palabra. Testificaba a los judíos que Jesús era el Mesías; 6pero
cuando ellos se opusieron y lo insultaron, Pablo se sacudió el polvo de
su ropa y dijo: «La sangre de ustedes está sobre sus propias cabezas; yo
soy inocente. De ahora en adelante iré a predicar a los gentiles».
7Entonces
salió de allí y fue a la casa de Ticio Justo, un gentil que adoraba a
Dios y que vivía al lado de la sinagoga.8Crispo,
el líder de la sinagoga, y todos los de su casa creyeron en el Señor.
Muchos otros en Corinto también escucharon a Pablo, se convirtieron en
creyentes y fueron bautizados.
9Una
noche, el Señor le habló a Pablo en una visión y le dijo: «¡No
tengas miedo! ¡Habla con libertad! ¡No te quedes callado! 10Pues
yo estoy contigo, y nadie te atacará ni te hará daño, porque mucha gente
de esta ciudad me pertenece». 11Así
que Pablo se quedó allí un año y medio enseñando la palabra de Dios.
12Cuando
Galión llegó a ser gobernador de Acaya, unos judíos se levantaron contra
Pablo y lo llevaron ante el gobernador para juzgarlo. 13Acusaron
a Pablo de «persuadir a la gente a adorar a Dios en formas contrarias a
nuestra ley».
14Pero
justo cuando Pablo comenzó a defenderse, Galión se dirigió a los
acusadores de Pablo y dijo: «Escuchen, ustedes judíos, si aquí hubiera
alguna fechoría o un delito grave, yo tendría una razón para aceptar el
caso; 15pero
dado que es solo un asunto de palabras y nombres, y de su ley judía,
resuélvanlo ustedes mismos. Me niego a juzgar tales asuntos». 16Así
que los expulsó de la corte.
17Entonces
la multitud agarró
a Sóstenes, el líder de la sinagoga, y lo golpeó allí mismo en la corte;
pero Galión no le dio a eso ninguna importancia.
Pablo regresa a Antioquía de Siria
18Después
Pablo se quedó en Corinto un tiempo más, luego se despidió de los
hermanos y fue a Cencrea, que quedaba cerca. Allí se rapó la cabeza
según la costumbre judía en señal de haber cumplido un voto. Después se
embarcó hacia Siria y llevó a Priscila y a Aquila con él.
19Primero
se detuvieron en el puerto de Éfeso, donde Pablo dejó a los demás.
Mientras estuvo en Éfeso, fue a la sinagoga para razonar con los judíos. 20Le
pidieron que se quedara más tiempo, pero él se negó. 21Al
irse, sin embargo, dijo: «Si Dios quiere, regresaré».Entonces
zarpó de Éfeso. 22La
siguiente parada fue en el puerto de Cesarea. De allí subió y visitó a
la iglesia de Jerusalén, y
luego regresó a Antioquía.