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27 de Junio

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2 Reyes 10:32 a 12:21
Hechos 18:1-22
Salmo 145
Proverbios 27

 

2 Reyes 10:32-36

Muerte de Jehú
32Por ese tiempo, el Señor comenzó a reducir el tamaño del territorio de Israel. El rey Hazael conquistó varias regiones del país 33al oriente del río Jordán, entre ellas, toda la tierra de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés. El área que conquistó se extendía desde la ciudad de Aroer, cerca del valle del Arnón, hasta tan al norte como Galaad y Basán.
34Los otros acontecimientos del reinado de Jehú —todo lo que hizo y todos sus logros— están registrados en El libro de la historia de los reyes de Israel.
35Cuando Jehú murió, lo enterraron en Samaria; y su hijo Joacaz lo sucedió en el trono.36Jehú reinó en Israel desde Samaria durante veintiocho años en total.

 

2 Reyes 11

La reina Atalía gobierna en Judá
1Cuando Atalía, la madre del rey Ocozías de Judá, supo que su hijo había muerto, comenzó a aniquilar al resto de la familia real; 2pero Josaba, hermana de Ocozías e hija del rey Yoram, tomó a Joás, el hijo más pequeño de Ocozías, y lo rescató de entre los demás hijos del rey que estaban a punto de ser ejecutados. Para esconderlo de Atalía, Josaba puso a Joás con su nodriza en un dormitorio; por eso no asesinaron al niño. 3Joás permaneció escondido en el templo del Señor durante seis años, mientras Atalía gobernaba el país.
Rebelión contra Atalía
4En el séptimo año del reinado de Atalía, el sacerdote Joiada mandó llamar al templo del Señor a los comandantes, a los mercenarios cariteos y a los guardias del palacio. Hizo un pacto solemne con ellos y los obligó hacer un juramento de lealtad allí, en el templo del Señor; luego les mostró al hijo del rey.
5Joiada les dijo: «Tienen que hacer lo siguiente: una tercera parte de ustedes, los que están de turno el día de descanso, vigilarán el palacio real; 6otra tercera parte de ustedes hará guardia en la puerta Sur; y la otra tercera parte lo hará detrás de la guardia del palacio. Los tres grupos vigilarán el palacio. 7Los dos grupos que no están de turno el día de descanso guardarán al rey en el templo del Señor. 8Formen una escolta alrededor del rey y tengan sus armas en la mano. Maten a cualquiera que intente penetrar las filas. Quédense junto al rey vaya donde vaya».
9Así que los comandantes hicieron todo tal como el sacerdote Joiada les había ordenado. Los comandantes se encargaron de los hombres que se presentaban para su turno ese día de descanso, así como de los que terminaban el suyo. Los llevaron a todos ante el sacerdote Joiada, 10quien les dio las lanzas y los escudos pequeños que habían pertenecido al rey David y estaban guardados en el templo del Señor. 11Los guardias del palacio se ubicaron alrededor del rey, con sus armas listas. Formaron una hilera desde el lado sur del templo hasta el lado norte y alrededor del altar.
12Entonces Joiada sacó a Joás, el hijo del rey, puso la corona sobre su cabeza y le entregó una copia de las leyes de Dios. Lo ungieron y lo proclamaron rey, y todos aplaudieron y gritaron: «¡Viva el rey!».
Muerte de Atalía
13Cuando Atalía oyó el ruido que hacían los guardias del palacio y la gente, fue de prisa al templo del Señor para ver qué pasaba.14Cuando llegó, vio al recién coronado rey de pie en el lugar de autoridad, junto a la columna, como era la costumbre durante las coronaciones. Los comandantes y los trompetistas lo rodeaban, y gente de todo el reino celebraba y tocaba las trompetas. Cuando Atalía vio todo esto, rasgó su ropa en señal de desesperación y gritó: «¡Traición! ¡Traición!».
15Después el sacerdote Joiada ordenó a los comandantes que estaban a cargo de las tropas: «Llévensela a los soldados que están de guardia frente al templo, y maten a cualquiera que intente rescatarla». Pues el sacerdote había dicho: «No deben matarla dentro del templo del Señor». 16Por eso la agarraron y la llevaron a la puerta por donde los caballos entraban al predio del palacio, y allí la mataron.
Reformas religiosas de Joiada
17Luego Joiada hizo un pacto entre el Señor y el rey y el pueblo, de que serían el pueblo del Señor. También hizo un pacto entre el rey y el pueblo. 18Así que toda la gente fue al templo de Baal y entre todos lo destruyeron; demolieron los altares, hicieron pedazos los ídolos y mataron a Matán, el sacerdote de Baal, frente a los altares.
El sacerdote Joiada puso guardias en el templo del Señor. 19Después los comandantes, los mercenarios cariteos, los guardias del palacio y toda la gente del reino escoltaron al rey desde el templo del Señor; pasaron por la puerta de la guardia y entraron al palacio, y el rey se sentó en el trono real.20Toda la gente del reino se alegró, y la ciudad estaba tranquila porque Atalía había sido ejecutada en el palacio del rey.
21Joás tenía siete años cuando subió al trono.

 

2 Reyes 12

Joás repara el templo
1Joás comenzó a gobernar Judá durante el séptimo año del reinado de Jehú en Israel y reinó en Jerusalén cuarenta años. Su madre se llamaba Sibia y era de Beerseba. 2Durante toda su vida Joás hizo lo que era agradable a los ojos del Señor porque el sacerdote Joiada lo aconsejaba; 3pero aun así, no destruyó los santuarios paganos, y la gente seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso allí.
4Cierto día, el rey Joás dijo a los sacerdotes: «Recojan todo el dinero que se traiga como ofrenda sagrada al templo del Señor, ya sea el pago de una cuota, el de los votos o una ofrenda voluntaria. 5Los sacerdotes tomarán de este dinero para pagar cualquier reparación que haya que hacer en el templo».
6Sin embargo, en el año veintitrés del reinado de Joás, los sacerdotes aún no habían reparado el templo. 7Entonces el rey Joás mandó llamar a Joiada y a los demás sacerdotes y les preguntó: «¿Por qué no han reparado el templo? Ya no tomen más dinero para sus propias necesidades. De ahora en adelante, todo debe usarse en la reparación del templo». 8Así que los sacerdotes acordaron no aceptar más dinero de la gente y también estuvieron de acuerdo en que otros tomaran la responsabilidad de reparar el templo.
9Luego el sacerdote Joiada tomó un cofre grande, le hizo un agujero en la tapa y lo puso al lado derecho del altar, en la entrada del templo del Señor. Los sacerdotes que cuidaban la entrada ponían dentro del cofre todas las contribuciones de la gente. 10Cada vez que el cofre se llenaba, el secretario de la corte y el sumo sacerdote contaban el dinero que la gente había traído al templo del Señor y después lo metían en bolsas. 11Luego entregaban el dinero a los supervisores de la construcción, quienes a su vez lo usaban para pagarle a la gente que trabajaba en el templo del Señor: los carpinteros, los constructores, 12los albañiles y los picapedreros. También utilizaron el dinero para comprar la madera y la piedra labrada necesarias para reparar el templo del Señor, y pagaron todo tipo de gasto relacionado con la restauración del templo.
13El dinero que se traía al templo no se usó para hacer copas de plata ni despabiladeras, tazones, trompetas ni otros objetos de oro o de plata para el templo del Señor. 14Se asignó a los trabajadores, quienes lo utilizaron para hacer las reparaciones del templo. 15No fue necesario pedir cuentas de este dinero a los supervisores de la construcción, porque eran hombres honestos y dignos de confianza. 16Sin embargo, el dinero que se recibió de ofrendas por la culpa y de ofrendas por el pecado no se llevó al templo del Señor. Se le entregó a los sacerdotes para su uso personal.
Fin del reinado de Joás
17En esos días, el rey Hazael de Aram entró en guerra contra Gat y la tomó. Luego se dirigió a atacar Jerusalén. 18Entonces el rey Joás recogió todos los objetos sagrados que Josafat, Yoram y Ocozías —los reyes anteriores de Judá— habían dedicado junto con los que él mismo había dedicado. Después le envió todo a Hazael, junto con el oro que había en los tesoros del templo del Señor y en el palacio real. Como resultado, Hazael suspendió su ataque a Jerusalén.
19Los demás acontecimientos del reinado de Joás y todo lo que hizo están registrados en El libro de la historia de los reyes de Judá.
20Ahora bien, los funcionarios de Joás conspiraron contra él y lo asesinaron en Bet-milo, rumbo a Sila. 21Los asesinos eran consejeros de confianza: Josacar, hijo de Simeat, y Jozabad, hijo de Somer. Joás fue enterrado con sus antepasados en la Ciudad de David. Luego su hijo Amasías lo sucedió en el trono.

 

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Hechos 18:1-22

Pablo conoce a Priscila y a Aquila en Corinto
1Después Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 2Allí conoció a un judío llamado Aquila, nacido en la región del Ponto, quien estaba recién llegado de Italia junto con su esposa, Priscila. Habían salido de Italia cuando Claudio César deportó de Roma a todos los judíos. 3Pablo se quedó a vivir y a trabajar con ellos, porque eran fabricantes de carpas al igual que él.
4Cada día de descanso, Pablo se encontraba en la sinagoga tratando de persuadir tanto a judíos como a griegos. 5Después de que Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo pasó todo el tiempo predicando la palabra. Testificaba a los judíos que Jesús era el Mesías; 6pero cuando ellos se opusieron y lo insultaron, Pablo se sacudió el polvo de su ropa y dijo: «La sangre de ustedes está sobre sus propias cabezas; yo soy inocente. De ahora en adelante iré a predicar a los gentiles».
7Entonces salió de allí y fue a la casa de Ticio Justo, un gentil que adoraba a Dios y que vivía al lado de la sinagoga.8Crispo, el líder de la sinagoga, y todos los de su casa creyeron en el Señor. Muchos otros en Corinto también escucharon a Pablo, se convirtieron en creyentes y fueron bautizados.
9Una noche, el Señor le habló a Pablo en una visión y le dijo: «¡No tengas miedo! ¡Habla con libertad! ¡No te quedes callado! 10Pues yo estoy contigo, y nadie te atacará ni te hará daño, porque mucha gente de esta ciudad me pertenece». 11Así que Pablo se quedó allí un año y medio enseñando la palabra de Dios.
12Cuando Galión llegó a ser gobernador de Acaya, unos judíos se levantaron contra Pablo y lo llevaron ante el gobernador para juzgarlo. 13Acusaron a Pablo de «persuadir a la gente a adorar a Dios en formas contrarias a nuestra ley».
14Pero justo cuando Pablo comenzó a defenderse, Galión se dirigió a los acusadores de Pablo y dijo: «Escuchen, ustedes judíos, si aquí hubiera alguna fechoría o un delito grave, yo tendría una razón para aceptar el caso; 15pero dado que es solo un asunto de palabras y nombres, y de su ley judía, resuélvanlo ustedes mismos. Me niego a juzgar tales asuntos». 16Así que los expulsó de la corte.
17Entonces la multitud agarró a Sóstenes, el líder de la sinagoga, y lo golpeó allí mismo en la corte; pero Galión no le dio a eso ninguna importancia.
Pablo regresa a Antioquía de Siria
18Después Pablo se quedó en Corinto un tiempo más, luego se despidió de los hermanos y fue a Cencrea, que quedaba cerca. Allí se rapó la cabeza según la costumbre judía en señal de haber cumplido un voto. Después se embarcó hacia Siria y llevó a Priscila y a Aquila con él.
19Primero se detuvieron en el puerto de Éfeso, donde Pablo dejó a los demás. Mientras estuvo en Éfeso, fue a la sinagoga para razonar con los judíos. 20Le pidieron que se quedara más tiempo, pero él se negó. 21Al irse, sin embargo, dijo: «Si Dios quiere, regresaré».Entonces zarpó de Éfeso. 22La siguiente parada fue en el puerto de Cesarea. De allí subió y visitó a la iglesia de Jerusalén, y luego regresó a Antioquía.

 

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Salmo 145

Salmo de alabanza de David.

1Te exaltaré, mi Dios y Rey,
y alabaré tu nombre por siempre y para siempre.
2Te alabaré todos los días;
sí, te alabaré por siempre.
3¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza!
Nadie puede medir su grandeza.
4Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos
y que proclame tu poder.
5Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor,
y en tus maravillosos milagros.
6Tus obras imponentes estarán en boca de todos;
proclamaré tu grandeza.
7Todos contarán la historia de tu maravillosa bondad;
cantarán de alegría acerca de tu justicia.
8El Señor es misericordioso y compasivo,
lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
9El Señor es bueno con todos;
desborda compasión sobre toda su creación.
10Todas tus obras te agradecerán, Señor,
y tus fieles seguidores te darán alabanza.
11Hablarán de la gloria de tu reino;
darán ejemplos de tu poder.
12Contarán de tus obras poderosas
y de la majestad y la gloria de tu reinado.
13Pues tu reino es un reino eterno;
gobiernas de generación en generación.
El Señor siempre cumple sus promesas;
es bondadoso en todo lo que hace.
14El Señor ayuda a los caídos
y levanta a los que están agobiados por sus cargas.
15Los ojos de todos buscan en ti la esperanza;
les das su alimento según la necesidad.
16Cuando abres tu mano,
sacias el hambre y la sed de todo ser viviente.
17El Señor es justo en todo lo que hace;
está lleno de bondad.
18El Señor está cerca de todos los que lo invocan,
sí, de todos los que lo invocan de verdad.
19Él concede los deseos de los que le temen;
oye sus gritos de auxilio y los rescata.
20El Señor protege a todos los que lo aman,
pero destruye a los perversos.
21Alabaré al Señor,
y que todo el mundo bendiga su santo nombre
por siempre y para siempre.

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