8 de Junio

 

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1 Reyes 3:3 a 4:34
Hechos 6
Salmo 126
Proverbios 8

 

1 Reyes 3:3-28

3Salomón amaba al Señor y seguía todos los decretos de su padre David; sin embargo, él también ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares de culto de la región. 4El más importante de esos lugares de culto se encontraba en Gabaón; así que el rey fue allí y sacrificó mil ofrendas quemadas.5Esa noche, el Señor se le apareció a Salomón en un sueño y Dios le dijo:
—¿Qué es lo que quieres? ¡Pídeme, y yo te lo daré!
6Salomón contestó:
—Tú mostraste fiel amor hacia tu siervo David, mi padre, un hombre transparente y leal, quien te fue fiel. Hoy sigues mostrándole tu fiel amor al darle un hijo que se siente en su trono.
7»Ahora pues, Señor mi Dios, tú me has hecho rey en lugar de mi padre, David, pero soy como un niño pequeño que no sabe por dónde ir. 8Sin embargo, aquí estoy en medio de tu pueblo escogido, ¡una nación tan grande y numerosa que no se puede contar!9Dame un corazón comprensivo para que pueda gobernar bien a tu pueblo, y sepa la diferencia entre el bien y el mal. Pues, ¿quién puede gobernar por su propia cuenta a este gran pueblo tuyo?
10Al Señor le agradó que Salomón pidiera sabiduría. 11Así que le respondió:
—Como pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo con justicia y no has pedido una larga vida, ni riqueza, ni la muerte de tus enemigos, 12¡te concederé lo que me has pedido! Te daré un corazón sabio y comprensivo, como nadie nunca ha tenido ni jamás tendrá. 13Además, te daré lo que no me pediste: riquezas y fama. Ningún otro rey del mundo se comparará a ti por el resto de tu vida.14Y si tú me sigues y obedeces mis decretos y mis mandatos como lo hizo tu padre David, también te daré una larga vida.
15Entonces Salomón se despertó y se dio cuenta de que había sido un sueño. Volvió a Jerusalén, se presentó delante del arca del pacto del Señor y allí sacrificó ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Luego invitó a todos sus funcionarios a un gran banquete.
Salomón juzga con sabiduría
16Tiempo después, dos prostitutas fueron a ver al rey para resolver un asunto. 17Una de ellas comenzó a rogarle: «Ay, mi señor, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Ella estaba conmigo en la casa cuando yo di a luz a mi bebé. 18Tres días después, ella también tuvo un bebé. Estábamos las dos solas y no había nadie más en la casa.
19»Ahora bien, su bebé murió durante la noche porque ella se acostó encima de él. 20Luego ella se levantó a la medianoche y sacó a mi hijo de mi lado mientras yo dormía; puso a su hijo muerto en mis brazos y se llevó al mío a dormir con ella.21A la mañana siguiente, cuando quise amamantar a mi hijo, ¡el bebé estaba muerto! Pero cuando lo observé más de cerca, a la luz del día, me di cuenta de que no era mi hijo».
22Entonces la otra mujer interrumpió:
—Claro que era tu hijo, y el niño que está vivo es el mío.
—¡No! —dijo la mujer que habló primero—, el niño que está vivo es el mío y el que está muerto es el tuyo.
Así discutían sin parar delante del rey.
23Entonces el rey dijo: «Aclaremos los hechos. Las dos afirman que el niño que está vivo es suyo, y cada una dice que el que está muerto pertenece a la otra. 24Muy bien, tráiganme una espada». Así que le trajeron una espada.
25Luego dijo: «¡Partan al niño que está vivo en dos, y denle la mitad del niño a una y la otra mitad a la otra!».
26Entonces la verdadera madre del niño, la que lo amaba mucho, gritó: «¡Oh no, mi señor! ¡Denle el niño a ella, pero, por favor, no lo maten!».
En cambio, la otra mujer dijo: «Me parece bien, así no será ni tuyo ni mío; ¡divídanlo entre las dos!».
27Entonces el rey dijo: «No maten al niño; dénselo a la mujer que desea que viva, ¡porque ella es la madre!».
28Cuando el pueblo se enteró de la decisión que había tomado el rey, todos en Israel quedaron admirados porque reconocieron la sabiduría que Dios le había dado para impartir justicia.

 

1 Reyes 4

Funcionarios y gobernadores de Salomón
1Salomón ya gobernaba todo Israel, 2y sus altos funcionarios eran los siguientes:
Azarías, hijo de Sadoc, era el sacerdote.
3Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, eran secretarios de la corte.
Josafat, hijo de Ahilud, era el historiador de la realeza.
4Benaía, hijo de Joiada, era el comandante del ejército.
Sadoc y Abiatar eran sacerdotes.
5Azarías, hijo de Natán, estaba a cargo de los gobernadores regionales.
Zabud, hijo de Natán, era sacerdote y consejero de confianza del rey.
6Ahisar era el administrador de los bienes del palacio.
Adoniram, hijo de Abda, estaba a cargo de los trabajadores.
7Salomón también tenía doce gobernadores regionales sobre todo Israel, quienes eran responsables de proveer el alimento para los miembros de la casa del rey. A cada uno de ellos le tocaba suministrar los víveres para un mes del año. 8Los nombres de los doce gobernadores eran los siguientes:
Ben-hur, en la zona montañosa de Efraín.
9Ben-decar, en Macaz, Saalbim, Bet-semes y Elón-bet-hanán.
10Ben-hesed, en Arubot, que incluía Soco y toda la tierra de Hefer.
11Ben-abinadab, en todo Nafot-dor. (Él estaba casado con Tafat, una de las hijas de Salomón).
12Baana, hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, en todo Bet-sán, cerca de Saretán, abajo de Jezreel, y en todo el territorio que va desde Bet-sán hasta Abel-mehola, y hasta Jocmeam.
13Ben-geber, en Ramot de Galaad, incluidas las ciudades de Jair (que llevan ese nombre por Jair, de la tribu de Manasés), situadas en Galaad, y en Argob, región de Baasan, la cual incluía sesenta ciudades grandes y fortificadas, con barrotes de bronce en sus puertas.
14Ahinadab, hijo de Iddo, en Mahanaim.
15Ahimaas, en Neftalí. (Él estaba casado con Basemat, otra hija de Salomón).
16Baana, hijo de Husai, en Aser y en Alot.
17Josafat, hijo de Parúa, en Isacar.
18Simei, hijo de Ela, en Benjamín.
19Geber, hijo de Uri, en la tierra de Galaad,incluidos los territorios del rey Sihón, de los amorreos, y del rey Og, de Baasan.
También había un gobernador para la tierra de Judá.
Prosperidad y sabiduría de Salomón
20La gente de Judá y de Israel era tan numerosa como la arena a la orilla del mar. Todos estaban muy satisfechos y tenían suficiente para comer y beber. 21El rey Salomón gobernaba todos los reinos desde el río Éufrates, en el norte, hasta la tierra de los filisteos y la frontera con Egipto, en el sur. Los pueblos conquistados le enviaban impuestos y le sirvieron durante toda su vida.
22La cantidad de alimento que se requería a diario en el palacio de Salomón era: seis mil seiscientos kilos de harina selecta y trece mil doscientos kilos de harina gruesa, 23también diez bueyes de los corrales de engordar, veinte reses alimentadas con pasto, cien ovejas o cabras, además de ciervos, gacelas, corzos, y aves de corral de primera calidad.
24El dominio de Salomón se extendía por todos los reinos al occidente del río Éufrates, desde Tifsa hasta Gaza, y había paz en todas sus fronteras.25Durante la vida de Salomón, los habitantes de Judá e Israel vivieron en paz y con seguridad. Desde Dan, en el norte, hasta Beerseba, en el sur, cada familia tenía su propia casa con jardín.
26Salomón tenía cuatro milestablos para los caballos que tiraban sus carros de guerra y doce mil caballos.
27Los gobernadores regionales proveían sin falta el alimento para el rey Salomón y su corte; cada uno se aseguraba de que no faltara nada durante el mes que se le había asignado.28También llevaban suficiente cebada y paja para los caballos reales en los establos.
29Dios le dio a Salomón muchísima sabiduría y gran entendimiento, y un conocimiento tan vasto como la arena a la orilla del mar. 30De hecho, su sabiduría superaba la de todos los sabios del Oriente y la de los sabios de Egipto. 31Era más sabio que cualquier otro, entre ellos Etán, el ezraíta, y los hijos de Mahol: Hemán, Calcol y Darda. Su fama se extendía por todas las naciones vecinas.32Compuso unos tres mil proverbios y escribió mil cinco canciones. 33Podía hablar con autoridad acerca de todo tipo de plantas, desde el gran cedro del Líbano hasta el diminuto hisopo que crece en las grietas de las paredes. También era versado en materia de animales, aves, reptiles y peces. 34Y los reyes de todas las naciones enviaban a sus embajadores a escuchar la sabiduría de Salomón.

 

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Hechos 6

Siete hombres escogidos para servir
1Al multiplicarse los creyentes rápidamente, hubo muestras de descontento. Los creyentes que hablaban griego se quejaban de los que hablaban hebreo diciendo que sus viudas eran discriminadas en la distribución diaria de los alimentos.
2De manera que los Doce convocaron a todos los creyentes a una reunión. Dijeron: «Nosotros, los apóstoles, deberíamos ocupar nuestro tiempo en enseñar la palabra de Dios, y no en dirigir la distribución de alimento.3Por lo tanto, hermanos, escojan a siete hombres que sean muy respetados, que estén llenos del Espíritu y de sabiduría. A ellos les daremos esa responsabilidad. 4Entonces nosotros, los apóstoles, podremos dedicar nuestro tiempo a la oración y a enseñar la palabra».
5A todos les gustó la idea y eligieron a Esteban (un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo), a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás de Antioquía (quien anteriormente se había convertido a la fe judía).6Estos siete hombres fueron presentados ante los apóstoles, quienes oraron por ellos y les impusieron las manos.
7Así que el mensaje de Dios siguió extendiéndose. El número de creyentes aumentó en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes judíos también se convirtieron.
Arresto de Esteban
8Esteban, un hombre lleno de la gracia y del poder de Dios, hacía señales y milagros asombrosos entre la gente. 9Cierto día, unos hombres de la sinagoga de los Esclavos Liberados —así la llamaban— comenzaron a debatir con él. Eran judíos de Cirene, Alejandría, Cilicia y de la provincia de Asia.10Ninguno de ellos podía hacerle frente a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba Esteban.
11Entonces persuadieron a unos hombres para que dijeran mentiras acerca de Esteban. Ellos declararon: «Nosotros lo oímos blasfemar contra Moisés y hasta contra Dios».12Esto provocó a la gente, a los ancianos y a los maestros de la ley religiosa. Así que arrestaron a Esteban y lo llevaron ante el Concilio Supremo.
13Los testigos mentirosos dijeron:
—Este hombre siempre habla contra el santo templo y contra la ley de Moisés. 14Lo hemos oído decir que ese tal Jesús de Nazaretdestruirá el templo y cambiará las costumbres que Moisés nos transmitió.
15En ese momento, todos los del Concilio Supremo fijaron la mirada en Esteban, porque su cara comenzó a brillar como la de un ángel.

 

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Salmo 126

Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.

1Cuando el Señor trajo a los desterrados de regreso a Jerusalén,
¡fue como un sueño!
2Nos llenamos de risa
y cantamos de alegría.
Y las otras naciones dijeron:
«Cuántas maravillas ha hecho el Señor por ellos».
3¡Así es, el Señor ha hecho maravillas por nosotros!
¡Qué alegría!
4Restaura nuestro bienestar, Señor,
como los arroyos renuevan el desierto.
5Los que siembran con lágrimas
cosecharán con gritos de alegría.
6Lloran al ir sembrando sus semillas,
pero regresan cantando cuando traen la cosecha.

 

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