3Salomón
amaba al Señor y
seguía todos los decretos de su padre David; sin embargo, él
también ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los
lugares de culto de la región. 4El
más importante de esos lugares de culto se encontraba en
Gabaón; así que el rey fue allí y sacrificó mil ofrendas
quemadas.5Esa
noche, el Señor se
le apareció a Salomón en un sueño y Dios le dijo:
—¿Qué es lo que quieres? ¡Pídeme, y yo te lo daré!
6Salomón
contestó:
—Tú mostraste fiel amor hacia tu siervo David, mi padre, un
hombre transparente y leal, quien te fue fiel. Hoy sigues
mostrándole tu fiel amor al darle un hijo que se siente en
su trono.
7»Ahora
pues, Señor mi
Dios, tú me has hecho rey en lugar de mi padre, David, pero
soy como un niño pequeño que no sabe por dónde ir. 8Sin
embargo, aquí estoy en medio de tu pueblo escogido, ¡una
nación tan grande y numerosa que no se puede contar!9Dame
un corazón comprensivo para que pueda gobernar bien a tu
pueblo, y sepa la diferencia entre el bien y el mal. Pues,
¿quién puede gobernar por su propia cuenta a este gran
pueblo tuyo?
10Al
Señor le agradó que Salomón pidiera sabiduría. 11Así
que le respondió:
—Como pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo con
justicia y no has pedido una larga vida, ni riqueza, ni la
muerte de tus enemigos, 12¡te
concederé lo que me has pedido! Te daré un corazón sabio y
comprensivo, como nadie nunca ha tenido ni jamás tendrá. 13Además,
te daré lo que no me pediste: riquezas y fama. Ningún otro
rey del mundo se comparará a ti por el resto de tu vida.14Y
si tú me sigues y obedeces mis decretos y mis mandatos como
lo hizo tu padre David, también te daré una larga vida.
15Entonces
Salomón se despertó y se dio cuenta de que había sido un
sueño. Volvió a Jerusalén, se presentó delante del arca del
pacto del Señor y allí sacrificó ofrendas quemadas y
ofrendas de paz. Luego invitó a todos sus funcionarios a un
gran banquete.
Salomón juzga con sabiduría
16Tiempo
después, dos prostitutas fueron a ver al rey para resolver
un asunto. 17Una
de ellas comenzó a rogarle: «Ay, mi señor, esta mujer y yo
vivimos en la misma casa. Ella estaba conmigo en la casa
cuando yo di a luz a mi bebé. 18Tres
días después, ella también tuvo un bebé. Estábamos las dos
solas y no había nadie más en la casa.
19»Ahora
bien, su bebé murió durante la noche porque ella se acostó
encima de él. 20Luego
ella se levantó a la medianoche y sacó a mi hijo de mi lado
mientras yo dormía; puso a su hijo muerto en mis brazos y se
llevó al mío a dormir con ella.21A la
mañana siguiente, cuando quise amamantar a mi hijo, ¡el bebé
estaba muerto! Pero cuando lo observé más de cerca, a la luz
del día, me di cuenta de que no era mi hijo».
22Entonces
la otra mujer interrumpió:
—Claro que era tu hijo, y el niño que está vivo es el mío.
—¡No! —dijo la mujer que habló primero—, el niño que está
vivo es el mío y el que está muerto es el tuyo.
Así discutían sin parar delante del rey.
23Entonces
el rey dijo: «Aclaremos los hechos. Las dos afirman que el
niño que está vivo es suyo, y cada una dice que el que está
muerto pertenece a la otra. 24Muy
bien, tráiganme una espada». Así que le trajeron una espada.
25Luego
dijo: «¡Partan al niño que está vivo en dos, y denle la
mitad del niño a una y la otra mitad a la otra!».
26Entonces
la verdadera madre del niño, la que lo amaba mucho, gritó:
«¡Oh no, mi señor! ¡Denle el niño a ella, pero, por favor,
no lo maten!».
En cambio, la otra mujer dijo: «Me parece bien, así no será
ni tuyo ni mío; ¡divídanlo entre las dos!».
27Entonces
el rey dijo: «No maten al niño; dénselo a la mujer que desea
que viva, ¡porque ella es la madre!».
28Cuando
el pueblo se enteró de la decisión que había tomado el rey,
todos en Israel quedaron admirados porque reconocieron la
sabiduría que Dios le había dado para impartir justicia.
1 Reyes 4
Funcionarios y gobernadores de Salomón
1Salomón
ya gobernaba todo Israel, 2y
sus altos funcionarios eran los siguientes:
Azarías, hijo de Sadoc, era el sacerdote.
3Elihoref
y Ahías, hijos de Sisa, eran secretarios de la corte.
Josafat, hijo de Ahilud, era el historiador de la realeza.
4Benaía,
hijo de Joiada, era el comandante del ejército.
Sadoc y Abiatar eran sacerdotes.
5Azarías,
hijo de Natán, estaba a cargo de los gobernadores
regionales.
Zabud, hijo de Natán, era sacerdote y consejero de confianza
del rey.
6Ahisar
era el administrador de los bienes del palacio.
Adoniram, hijo de Abda, estaba a cargo de los trabajadores.
7Salomón
también tenía doce gobernadores regionales sobre todo
Israel, quienes eran responsables de proveer el alimento
para los miembros de la casa del rey. A cada uno de ellos le
tocaba suministrar los víveres para un mes del año. 8Los
nombres de los doce gobernadores eran los siguientes:
Ben-hur, en la zona montañosa de Efraín.
9Ben-decar,
en Macaz, Saalbim, Bet-semes y Elón-bet-hanán.
10Ben-hesed,
en Arubot, que incluía Soco y toda la tierra de Hefer.
11Ben-abinadab,
en todo Nafot-dor. (Él
estaba casado con Tafat, una de las hijas de Salomón).
12Baana,
hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, en todo Bet-sán, cerca
de Saretán, abajo de Jezreel, y en todo el territorio que va
desde Bet-sán hasta Abel-mehola, y hasta Jocmeam.
13Ben-geber,
en Ramot de Galaad, incluidas las ciudades de Jair (que
llevan ese nombre por Jair, de la tribu de Manasés),
situadas en Galaad, y en Argob, región de Baasan, la cual
incluía sesenta ciudades grandes y fortificadas, con
barrotes de bronce en sus puertas.
14Ahinadab,
hijo de Iddo, en Mahanaim.
15Ahimaas,
en Neftalí. (Él estaba casado con Basemat, otra hija de
Salomón).
16Baana,
hijo de Husai, en Aser y en Alot.
17Josafat,
hijo de Parúa, en Isacar.
18Simei,
hijo de Ela, en Benjamín.
19Geber,
hijo de Uri, en la tierra de Galaad,incluidos
los territorios del rey Sihón, de los amorreos, y del rey
Og, de Baasan.
También había un gobernador para la tierra de Judá.
Prosperidad y sabiduría de Salomón
20La
gente de Judá y de Israel era tan numerosa como la arena a
la orilla del mar. Todos estaban muy satisfechos y tenían
suficiente para comer y beber. 21El
rey Salomón gobernaba todos los reinos desde el río
Éufrates, en
el norte, hasta la tierra de los filisteos y la frontera con
Egipto, en el sur. Los pueblos conquistados le enviaban
impuestos y le sirvieron durante toda su vida.
22La
cantidad de alimento que se requería a diario en el palacio
de Salomón era: seis mil seiscientos kilos de harina selecta
y trece mil doscientos kilos de harina gruesa, 23también
diez bueyes de los corrales de engordar, veinte reses
alimentadas con pasto, cien ovejas o cabras, además de
ciervos, gacelas, corzos, y aves de corral de primera
calidad.
24El
dominio de Salomón se extendía por todos los reinos al
occidente del río Éufrates, desde Tifsa hasta Gaza, y había
paz en todas sus fronteras.25Durante
la vida de Salomón, los habitantes de Judá e Israel vivieron
en paz y con seguridad. Desde Dan, en el norte, hasta
Beerseba, en el sur, cada familia tenía su propia casa con
jardín.
26Salomón
tenía cuatro milestablos
para los caballos que tiraban sus carros de guerra y doce
mil caballos.
27Los
gobernadores regionales proveían sin falta el alimento para
el rey Salomón y su corte; cada uno se aseguraba de que no
faltara nada durante el mes que se le había asignado.28También
llevaban suficiente cebada y paja para los caballos reales
en los establos.
29Dios
le dio a Salomón muchísima sabiduría y gran entendimiento, y
un conocimiento tan vasto como la arena a la orilla del mar. 30De
hecho, su sabiduría superaba la de todos los sabios del
Oriente y la de los sabios de Egipto. 31Era
más sabio que cualquier otro, entre ellos Etán, el ezraíta,
y los hijos de Mahol: Hemán, Calcol y Darda. Su fama se
extendía por todas las naciones vecinas.32Compuso
unos tres mil proverbios y escribió mil cinco canciones. 33Podía
hablar con autoridad acerca de todo tipo de plantas, desde
el gran cedro del Líbano hasta el diminuto hisopo que crece
en las grietas de las paredes. También era versado en
materia de animales, aves, reptiles y peces. 34Y
los reyes de todas las naciones enviaban a sus embajadores a
escuchar la sabiduría de Salomón.