6 de Mayo

 

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Rut 2 a 4
Juan 4:43-54
Salmo 105:16-36
Proverbios 6

 

Rut 2

Rut trabaja en el campo de Booz
1Había en Belén un hombre rico y muy influyente llamado Booz que era pariente de Elimelec, el esposo de Noemí.
2Un día Rut la moabita le dijo a Noemí:
—Déjame ir a los campos de cosecha a ver si alguien en su bondad me permite recoger las espigas de grano dejadas atrás.
Noemí respondió:
—Está bien, hija mía, puedes ir.
3Así que Rut salió a recoger espigas detrás de los cosechadores, y resultó que lo hizo en un campo que pertenecía a Booz, el pariente de su suegro, Elimelec.
4Mientras estaba allí, llegó Booz de Belén y saludó a los cosechadores:
—¡El Señorsea con ustedes! —les dijo.
—¡El Señor lo bendiga! —respondieron los cosechadores.
5Entonces Booz le preguntó a su capataz:
—¿Quién es esa joven que veo allá? ¿De quién es?
6Y el capataz le contestó:
—Es la joven moabita que volvió con Noemí. 7Esta mañana me pidió permiso para recoger grano detrás de los segadores. Desde que llegó no ha dejado de trabajar con esmero, excepto por unos momentos de descanso en el refugio.
8Booz se acercó a Rut y le dijo:
—Escucha, hija mía. Quédate aquí mismo con nosotros cuando recojas grano; no vayas a ningún otro campo. Sigue muy de cerca a las jóvenes que trabajan en mi campo. 9Fíjate en qué parcela están cosechando y síguelas. Advertí a los hombres que no te traten mal. Y cuando tengas sed, sírvete del agua que hayan sacado del pozo.
10Entonces Rut cayó a sus pies muy agradecida.
—¿Qué he hecho para merecer tanta bondad? —le preguntó—. No soy más que una extranjera.
11—Sí, lo sé —respondió Booz—; pero también sé todo lo que has hecho por tu suegra desde la muerte de tu esposo. He oído que dejaste a tu padre y a tu madre, y a tu tierra natal, para vivir aquí entre gente totalmente desconocida. 12Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste.
13—Espero continuar siendo de su agrado, señor —respondió ella—. Usted me consoló al hablarme con tanta bondad, aunque ni siquiera soy una de sus trabajadoras.
14Después, a la hora de comer, Booz la llamó:
—Ven aquí y sírvete de la comida. Puedes mojar tu pan en el vinagre.
De modo que Rut se sentó junto a los cosechadores, y Booz le dio a comer grano tostado. Ella comió todo lo que quiso y hasta le sobró.
15Cuando Rut regresó a trabajar, Booz ordenó a sus trabajadores:
—Déjenla recoger espigas aun entre las gavillas, y no se lo impidan. 16Además, arranquen de los manojos algunas espigas de cebada y déjenlas caer a propósito. ¡Permítanle recogerlas y no la molesten!
17Así que Rut recogió cebada allí todo el día y, cuando la desgranó por la tarde, llenó toda una canasta. 18Luego la cargó de vuelta al pueblo y la mostró a su suegra. También le dio el grano tostado que le había sobrado de su comida.
19—¿Dónde recogiste todo este grano hoy? —preguntó Noemí—. ¿Dónde trabajaste? ¡Que el Señor bendiga al que te ayudó!
Entonces Rut le contó a su suegra acerca del hombre en cuyo campo había trabajado. Le dijo:
—El hombre con quien trabajé hoy se llama Booz.
20—¡Que el Señor lo bendiga! —le dijo Noemí a su nuera—. Nos muestra su bondad no solo a nosotras sino también a tu marido que murió. Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos, uno de los redentores de nuestra familia.
21Entonces Rut dijo:
—Es más, Booz me dijo que volviera y me quedara con sus trabajadores hasta que termine la cosecha.
22—¡Excelente! —exclamó Noemí—. Haz lo que te dijo, hija mía. Quédate con las jóvenes hasta que termine la cosecha. En otros campos podrían molestarte, pero con él estarás segura.
23De modo que Rut trabajó junto a las mujeres en los campos de Booz y recogió grano con ellas hasta el final de la cosecha de cebada. Luego siguió trabajando con ellas durante la cosecha de trigo, a comienzos del verano. Y todo ese tiempo vivió con su suegra.

 

Rut 3

Rut en el campo de trillar
1Un día Noemí le dijo a Rut:
—Hija mía, es tiempo de que yo te encuentre un hogar permanente para que tengas un porvenir asegurado. 2Booz es nuestro pariente cercano, y él ha sido muy amable al dejarte recoger grano con las jóvenes. Esta noche estará aventando cebada en el campo de trillar. 3Mira, haz lo que te digo. Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda. Después baja al campo de trillar pero no dejes que Booz te vea hasta que termine de comer y de beber. 4Fíjate bien dónde se acuesta; después acércate a él, destapa sus pies y acuéstate allí. Entonces él te dirá lo que debes hacer.
5—Haré todo lo que me dices —respondió Rut.
6Así que esa noche bajó al campo donde se trilla el grano y siguió las instrucciones de su suegra.
7Después de que Booz terminó de comer y de beber y estuvo de buen ánimo, se acostó al otro extremo del montón de grano y se durmió. Entonces Rut se acercó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó.8Alrededor de la medianoche, Booz se despertó de pronto y se dio vuelta. Entonces se sorprendió, ¡al encontrar a una mujer acostada a sus pies!
9—¿Quién eres? —preguntó.
—Soy Rut, su sierva —contestó ella—. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia.
10—¡El Señor te bendiga, hija mía! —exclamó Booz—. Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes, pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre. 11Ahora, hija mía, no te preocupes por nada. Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa. 12Pero aunque es cierto que yo soy uno de los redentores de tu familia, hay un pariente más cercano que yo. 13Quédate aquí esta noche, y por la mañana hablaré con él. Si está dispuesto a redimirte, muy bien; que se case contigo. Pero si no está dispuesto a hacerlo, entonces, ¡tan cierto como que el Señor vive, yo mismo te redimiré! Ahora acuéstate aquí hasta la mañana.
14Entonces Rut se acostó a los pies de Booz hasta la mañana, pero ella se levantó muy temprano, antes de que hubiera suficiente luz para que una persona pudiera reconocer a otra; pues Booz había dicho:
—Nadie debe saber que estuvo una mujer aquí en el campo de trillar.
15Luego Booz le dijo:
—Trae tu manto y extiéndelo.
Entonces él midió seis medidas de cebada sobre el manto y lo colocó sobre las espaldas de ella. Después él regresó al pueblo.
16Cuando Rut volvió a donde estaba su suegra, Noemí le preguntó:
—¿Qué sucedió, hija mía?
Rut le contó a Noemí todo lo que Booz había hecho por ella 17y agregó:
—Me dio estas seis medidas de cebada y dijo: “No vuelvas a tu suegra con las manos vacías”.
18Entonces Noemí le dijo:
—Ten paciencia, hija mía, hasta que sepamos lo que pasa. El hombre no descansará hasta dejar resuelto el asunto hoy mismo.

Rut 4:1-22

Booz se casa con Rut
1Booz fue a la puerta de la ciudad y allí se sentó. En ese momento, pasó por ese lugar el redentor de la familia que Booz había mencionado, así que lo llamó:
—Amigo, ven, siéntate aquí. Quiero hablar contigo.
Así que se sentaron juntos. 2Enseguida Booz llamó a diez líderes del pueblo y les pidió que se sentaran allí como testigos. 3Entonces Booz le dijo al redentor de la familia:
—Tú conoces a Noemí, la que volvió de Moab. Está por vender el terreno que pertenecía a Elimelec, nuestro pariente. 4Pensé que yo debía hablar contigo para que pudieras redimir la tierra si deseas hacerlo. Si quieres la tierra, entonces cómprala ahora en presencia de estos testigos. Pero si no quieres la tierra, házmelo saber ahora mismo, porque, después de ti, soy el pariente más cercano para redimirla.
El hombre respondió:
—Muy bien, yo la redimo.
5Entonces le dijo Booz:
—Por supuesto, al comprar tú la tierra de Noemí, estás obligado a casarte con Rut, la viuda moabita. De esta manera ella podrá tener hijos que lleven el nombre de su esposo y así conservar la tierra para su familia.
6—Entonces no puedo redimir la tierra —respondió el pariente redentor— porque esto pondría en peligro mi propia herencia. Redime tú la tierra; yo no lo puedo hacer.
7En esos días era costumbre en Israel que cualquiera que transfiriera un derecho de compra se quitara la sandalia y se la entregara a la otra parte. Esto hacía válida la transacción de una manera pública. 8Entonces el otro redentor de la familia se quitó la sandalia mientras le decía a Booz:
—Compra tú la tierra.
9Entonces Booz les dijo a los ancianos y a la gente que estaba alrededor:
—Ustedes son testigos de que hoy le compré a Noemí toda la propiedad de Elimelec, Quelión y Mahlón. 10Además, junto con la tierra adquirí a Rut, la viuda moabita de Mahlón, para que sea mi esposa. De este modo ella podrá tener un hijo para que el nombre de la familia de su difunto esposo continúe y herede aquí, en su pueblo natal, la propiedad de su familia. Hoy todos ustedes son testigos.
11Entonces los ancianos y toda la gente que estaba en la puerta respondieron:
—¡Somos testigos! ¡Que el Señor haga que esta mujer que va a ser parte de tu hogar sea como Raquel y Lea, de quienes descendió toda la nación de Israel! Que prosperes en Efrata y que seas famoso en Belén. 12Y que el Señor te dé descendientes por medio de esta joven que sean como los de nuestro antepasado Fares, el hijo de Tamar y Judá.
Los descendientes de Booz
13Así que Booz llevó a Rut a su casa y la hizo su esposa. Cuando se acostó con ella, el Señor permitió que quedara embarazada y diera a luz un hijo. 14Entonces las mujeres del pueblo le dijeron a Noemí: «¡Alabado sea el Señor, que te ha dado ahora un redentor para tu familia! Que este niño sea famoso en Israel. 15Que él restaure tu juventud y te cuide en tu vejez. ¡Pues es el hijo de tu nuera que te ama y que te ha tratado mejor que siete hijos!».
16Entonces Noemí tomó al niño, lo abrazó contra su pecho y cuidó de él como si fuera su propio hijo. 17Las vecinas decían: «¡Por fin ahora Noemí tiene nuevamente un hijo!».
Y le pusieron por nombre Obed. Él llegó a ser el padre de Isaí y abuelo de David.
18Este es el registro genealógico de su antepasado Fares:
Fares fue el padre de Hezrón.
19Hezrón fue el padre de Ram.
Ram fue el padre de Aminadab.
20Aminadab fue el padre de Naasón.
Naasón fue el padre de Salmón.
21Salmón fue el padre de Booz.
Booz fue el padre de Obed.
22Obed fue el padre de Isaí.
Isaí fue el padre de David.

 

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Juan 4:43-54

Jesús sana al hijo de un funcionario
43Pasados los dos días, Jesús siguió camino a Galilea.44Él mismo había declarado que un profeta no recibe honra en su propio pueblo. 45Sin embargo, los galileos lo recibieron bien, porque habían estado en Jerusalén durante la celebración de la Pascua y habían visto todo lo que él hizo allí.
46En su paso por Galilea, Jesús llegó a Caná, donde había convertido el agua en vino. Cerca de allí, en Capernaúm, había un funcionario de gobierno que tenía un hijo muy enfermo. 47Cuando supo que Jesús había ido de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que se dirigiera a Capernaúm para sanar a su hijo, quien estaba al borde de la muerte.
48Jesús le preguntó:
—¿Acaso nunca van a creer en mí a menos que vean señales milagrosas y maravillas?
49—Señor, por favor —suplicó el funcionario—, ven ahora mismo, antes de que mi hijito se muera.
50Entonces Jesús le dijo:
—Vuelve a tu casa. ¡Tu hijo vivirá!
Y el hombre creyó lo que Jesús le dijo y emprendió el regreso a su casa.
51Mientras el funcionario iba en camino, algunos de sus sirvientes salieron a su encuentro con la noticia de que su hijo estaba vivo y sano. 52Él les preguntó a qué hora el niño había comenzado a mejorar, y ellos le contestaron: «Ayer, a la una de la tarde, ¡la fiebre de pronto se le fue!».53Entonces el padre se dio cuenta de que la sanidad había ocurrido en el mismo instante en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vivirá». Y tanto él como todos los de su casa creyeron en Jesús. 54Esa fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús en Galilea al volver de Judea.

 

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Salmo 105:16-36

16Mandó hambre a la tierra de Canaán,
y cortó la provisión de alimentos.
17Luego envió a un hombre a Egipto delante de ellos:
a José, quien fue vendido como esclavo.
18Le lastimaron los pies con grilletes
y en el cuello le pusieron un collar de hierro.
19Hasta que llegó el momento de cumplir sus sueños,
el Señor puso a prueba el carácter de José.
20Entonces el faraón mandó a buscarlo y lo puso en libertad;
el gobernante de la nación le abrió la puerta de la cárcel.
21José quedó a cargo de toda la casa del rey;
llegó a ser el administrador de todas sus posesiones.
22Con total libertad instruía a los asistentes del rey
y enseñaba a los consejeros del rey.
23Luego Israel llegó a Egipto;
Jacob vivió como extranjero en la tierra de Cam.
24Y el Señor multiplicó a los israelitas
hasta que llegaron a ser más poderosos que sus enemigos.
25Después puso a los egipcios en contra del pueblo de Israel,
y ellos conspiraron contra los siervos del Señor.
26Pero el Señor envió a su siervo Moisés,
junto con Aarón, a quien había escogido.
27Ellos realizaron señales asombrosas entre los egipcios,
y maravillas en la tierra de Cam.
28El Señor cubrió a Egipto con oscuridad,
porque los egipcios desobedecieron las órdenes de dejar ir a su pueblo.
29Convirtió sus aguas en sangre
y envenenó a todos los peces.
30Luego las ranas infestaron la tierra
y hasta invadieron las habitaciones del rey.
31Cuando el Señor habló, enjambres de moscas descendieron sobre los egipcios,
y hubo una nube de mosquitos por todo Egipto.
32Les envió granizo en lugar de lluvia,
y destellaron relámpagos sobre la tierra.
33Arruinó sus vides y sus higueras
y destrozó todos los árboles.
34Habló, y vinieron oleadas de langostas,
langostas jóvenes en cantidades innumerables.
35Se comieron todo lo verde que había en la tierra
y destruyeron todos los cultivos de los campos.
36Después mató al hijo mayor de cada hogar egipcio,

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