9Además,
algunas ciudades con sus aldeas vecinas en el territorio
asignado a la media tribu de Manasés fueron separadas para la
tribu de Efraín. 10Los
de Efraín, sin embargo, no expulsaron a los cananeos de la
ciudad de Gezer, así que sus habitantes viven como esclavos
entre el pueblo de Efraín hasta el día de hoy.
Josué 17...
La tierra entregada a la tribu occidental de Manasés
1La
siguiente porción de tierra se le entregó a la media tribu
de Manasés, los descendientes del hijo mayor de José. Maquir,
el hijo mayor de Manasés, fue el padre de Galaad. Dado que
sus descendientes eran soldados con experiencia, ya se les
había asignado la región de Galaad y la región de Basán, al
oriente del Jordán. 2Así
que la porción de tierra al occidente del Jordán quedó
asignada a las familias restantes dentro de los clanes de la
tribu de Manasés: Abiezer, Helec, Asriel, Siquem, Hefer y
Semida. Estos clanes representan a los descendientes varones
de Manasés, hijo de José.
3Sin
embargo, Zelofehad, un descendiente de Hefer, hijo de Galaad,
hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos varones. Solo
tuvo hijas, las cuales se llamaban Maala, Noa, Hogla, Milca
y Tirsa. 4Ellas
se presentaron ante el sacerdote Eleazar, ante Josué, hijo
de Nun, y ante los líderes israelitas y les dijeron: «El Señorle
ordenó a Moisés que nos diera una porción de tierra al igual
que a los hombres de nuestra tribu».
Así que Josué les dio una porción de tierra junto con la de
sus tíos, como el Señor había
ordenado. 5Por
lo tanto, todo el territorio asignado a la tribu de Manasés
llegó a ser de diez porciones de tierra, además de la tierra
de Galaad y de Basán, que estaba al otro lado del río
Jordán, 6porque
las descendientes de Manasés también recibieron una porción
de tierra al igual que los descendientes varones. (La tierra
de Galaad se les entregó a los otros descendientes varones
de Manasés).
7El
límite de la tribu de Manasés se extendía desde la frontera
con Aser hasta Micmetat, cerca de Siquem. Luego se dirigía
al sur, desde Micmetat hasta el asentamiento que está cerca
del manantial de Tapúa. 8Los
alrededores de la tierra de Tapúa pertenecían a Manasés,
pero la ciudad de Tapúa en sí, situada en la frontera de
Manasés, era de la tribu de Efraín. 9Desde
el manantial de Tapúa, la frontera de Manasés seguía por el
barranco de Caná hasta el mar Mediterráneo. Varias
ciudades al sur del barranco estaban dentro del territorio
de Manasés, pero en realidad pertenecían a la tribu de
Efraín. 10En
términos generales, la tierra situada al sur del barranco
pertenecía a Efraín y la tierra al norte del barranco era de
Manasés. El límite de Manasés se extendía por el norte del
barranco y terminaba en el mar Mediterráneo. Al norte de
Manasés, se encontraba el territorio de Aser, y hacia el
oriente, estaba el territorio de Isacar.
11Sin
embargo, las siguientes ciudades dentro del territorio de
Isacar y del de Aser se le entregaron a Manasés: Bet-sán, Ibleam,
Dor (también llamada Nafot-dor), Endor,
Taanac y Meguido, cada una con sus asentamientos vecinos.
12Pero
los descendientes de Manasés no pudieron conquistar esas
ciudades. Fueron incapaces de expulsar a los cananeos,
quienes siguieron viviendo allí. 13Sin
embargo, tiempo después, cuando los israelitas se hicieron
más poderosos, forzaron a los cananeos a que trabajaran como
esclavos; pero no los expulsaron de la tierra.
14Los
descendientes de José se presentaron ante Josué y le
preguntaron:
—¿Por qué nos diste solamente una porción de tierra para
habitar si el Señor nos
bendijo con tanta gente?
15Josué
contestó:
—Si ustedes son tantos y la zona montañosa de Efraín no les
alcanza, despejen sectores de tierra en el bosque, donde
viven los ferezeos y los refaítas.
16Los
descendientes de José respondieron:
—Es cierto que la zona montañosa no es lo suficientemente
grande para nosotros. Pero todos los cananeos de las tierras
bajas tienen carros de guerra hechos de hierro, tanto los
que viven en Bet-sán y en sus asentamientos vecinos como los
que habitan el valle de Jezreel. Son demasiado poderosos
para nosotros.
17Entonces
Josué dijo a la tribu de Efraín y a la de Manasés, los
descendientes de José:
—Ya que ustedes son tan fuertes y numerosos, se les dará más
de una porción de tierra. 18Los
bosques de la zona montañosa también serán suyos. Despejen
toda la tierra que quieran de allí y tomen posesión de sus
extremos más lejanos. Y también expulsarán a los cananeos de
los valles, aunque ellos sean fuertes y tengan carros de
guerra hechos de hierro.
Josué 18:1-28
Distribución de la tierra restante
1Ahora
que la tierra estaba bajo el control de los israelitas, toda
la comunidad de Israel se reunió en Silo y levantó el
tabernáculo. 2Sin
embargo, aún había siete tribus a las que no se les había
asignado sus porciones de tierra.
3Entonces
Josué les preguntó: «¿Cuánto tiempo más van a esperar para
tomar posesión del resto de la tierra que el Señor,
Dios de sus antepasados, les ha dado?4Elijan
a tres hombres de cada tribu, y yo los enviaré a que
exploren la tierra y tracen un mapa de ella. Cuando
regresen, me traerán un informe escrito con la división que
proponen para repartir la nueva tierra que será su hogar.5Que
dividan la tierra en siete partes sin incluir el territorio
de Judá, en el sur, ni el de José, en el norte. 6Y
cuando tengan por escrito las siete divisiones de la tierra
y me las traigan, haré un sorteo sagrado en presencia del Señornuestro
Dios para asignarle tierra a cada tribu.
7»Sin
embargo, los levitas no recibirán ninguna porción de tierra.
Su porción consiste en ser sacerdotes del Señor.
Y la tribu de Gad, la tribu de Rubén y la media tribu de
Manasés no recibirán más tierra, porque ya recibieron sus
respectivas porciones, las cuales Moisés, siervo del Señor,
les dio al oriente del río Jordán».
8Al
comenzar los hombres su recorrido para trazar el mapa de la
tierra, Josué les ordenó: «Vayan y exploren la tierra y
hagan una descripción de ella por escrito. Después, vuelvan
a verme, y yo repartiré la tierra entre las tribus por medio
de un sorteo sagrado en presencia del Señor aquí,
en Silo». 9Así
que los hombres hicieron lo que se les ordenó y trazaron un
mapa de todo el territorio dividido en siete partes, con una
lista de las ciudades que había en cada una de las partes.
Pusieron todo por escrito y luego regresaron a ver a Josué,
al campamento de Silo. 10Y
allí, en Silo, Josué hizo un sorteo sagrado en presencia del
Señor para
determinar a qué tribu le correspondía cada parte.
La tierra entregada a la tribu de Benjamín
11La
primera porción de tierra se entregó a los clanes de la
tribu de Benjamín. Se encontraba entre el territorio
asignado a la tribu de Judá y el territorio de José.
12El
límite norte de la tierra de Benjamín comenzaba en el río
Jordán, pasaba por el norte de la ladera de Jericó y, hacia
el occidente, atravesaba la zona montañosa y el desierto de
Bet-avén. 13De
allí, el límite iba al sur, hasta la ciudad de Luz (también
llamada Betel), y descendía a Atarot-adar, en la colina que
está al sur de Bet-horón de abajo.
14Luego
el límite daba un giro hacia el sur por la cima occidental
de la colina que está frente a Bet-horón y terminaba en la
aldea de Quiriat-baal (también llamada Quiriat-jearim), la
cual pertenecía a la tribu de Judá. Ese era el límite
occidental.
15El
límite sur comenzaba en las afueras de Quiriat-jearim. Desde
ese punto occidental, se dirigía al
manantial de las aguas de Neftoa 16y
bajaba al pie de la montaña que está junto al valle de Ben-hinom,
en el extremo norte del valle de Refaim. De allí, descendía
por el valle de Hinom, cruzaba por el sur de la ladera donde
vivían los jebuseos y continuaba en descenso hasta En-rogel. 17De
En-rogel, el límite seguía en dirección norte, llegaba a En-semes
y continuaba hacia Gelilot (que está al otro lado de las
laderas de Adumín). Después bajaba a la peña de Bohán. (Bohán
fue hijo de Rubén). 18De
allí, pasaba por el norte de la ladera que mira al valle del
Jordán. El
límite luego descendía al valle, 19recorría
y pasaba la ladera norte de Bet-hogla y terminaba en la
bahía norte del mar Muerto, que
corresponde al extremo sur del río Jordán. Ese era el límite
sur.
20El
límite oriental era el río Jordán.
Esa fue la frontera de la tierra asignada a los clanes de la
tribu de Benjamín para que fuera su hogar.
Las ciudades entregadas a la tribu de Benjamín
21Las
siguientes son las ciudades que se le entregaron a los
clanes de la tribu de Benjamín:
Jericó, Bet-hogla, Emec-casís, 22Bet-arabá,
Zemaraim, Betel, 23Avim,
Pará, Ofra,24Quefar-haamoni,
Ofni y Geba; doce ciudades con sus aldeas vecinas. 25También:
Gabaón, Ramá, Beerot,26Mizpa,
Cafira, Mozah, 27Requem,
Irpeel, Tarala,28Zela,
Elef, Jebús (también llamada Jerusalén), Guibeá y Quiriat; catorce
ciudades con sus aldeas vecinas.
Esa fue la tierra asignada a los clanes de la tribu de
Benjamín para que fuera su hogar.
Jesús y Zaqueo
1Jesús
entró en Jericó y comenzó a pasar por la ciudad.2Había
allí un hombre llamado Zaqueo. Era jefe de los cobradores de
impuestos de la región y se había hecho muy rico. 3Zaqueo
trató de mirar a Jesús pero era de poca estatura y no podía
ver por encima de la multitud. 4Así
que se adelantó corriendo y se subió a una higuera sicómoro
que estaba junto al camino, porque Jesús iba a pasar por
allí.
5Cuando
Jesús pasó, miró a Zaqueo y lo llamó por su nombre: «¡Zaqueo! —le
dijo—, ¡baja
enseguida! Debo hospedarme hoy en tu casa».
6Zaqueo
bajó rápidamente y, lleno de entusiasmo y alegría, llevó a
Jesús a su casa;7pero
la gente estaba disgustada, y murmuraba: «Fue a hospedarse
en la casa de un pecador de mala fama».
8Mientras
tanto, Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo:
—Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si
estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro
veces más.
9Jesús
respondió:
—La salvación ha venido hoy a esta casa, porque este hombre
ha demostrado ser un verdadero hijo de Abraham. 10Pues
el Hijo del Hombre vino
a buscar y a salvar a los que están perdidos.
Parábola de los diez siervos
11La
multitud escuchaba todo lo que Jesús decía, y como ya se
acercaba a Jerusalén, les contó una historia para corregir
la idea de que el reino de Dios comenzaría de inmediato. 12Les
dijo: «Un
hombre de la nobleza fue llamado a un país lejano para ser
coronado rey y luego regresar. 13Antes
de partir, reunió a diez de sus siervos y dividió entre
ellos cinco kilos de plata, diciéndoles:
“Inviertan esto por mí mientras estoy de viaje”; 14pero
sus súbditos lo odiaban y enviaron una delegación tras él a
decir: “No queremos que él sea nuestro rey”.
15»Después
de que lo coronaran rey, volvió y llamó a los siervos a
quienes les había dado el dinero. Quería saber qué ganancias
habían tenido. 16El
primer siervo informó: “Amo, invertí su dinero, ¡y
multipliqué diez veces el monto inicial!”.
17»“¡Bien
hecho! —exclamó el rey—. Eres un buen siervo. Has sido fiel
con lo poco que te confié, así que como recompensa serás
gobernador de diez ciudades”.
18»El
siguiente siervo informó: “Amo, invertí su dinero y
multipliqué cinco veces el monto original”.
19»“¡Bien
hecho! —exclamó el rey—. Serás gobernador de cinco
ciudades”.
20»Pero
el tercer siervo trajo solo la suma original y dijo: “Amo,
escondí su dinero para protegerlo. 21Tenía
miedo, porque usted es un hombre muy difícil de tratar, que
toma lo que no es suyo y cosecha lo que no sembró”.
22»“¡Siervo
perverso! —dijo el rey a gritos—. Tus propias palabras te
condenan. Si sabías que era un hombre duro que tomo lo que
no es mío y cosecho lo que no sembré, 23¿por
qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera
podido obtener algún interés de él”.
24»Luego,
dirigiéndose a los otros que estaban cerca, el rey ordenó:
“Quiten el dinero de este siervo y dénselo al que tiene
cinco kilos”.
25»“Pero
amo —le dijeron—, él ya tiene cinco kilos”.
26»“Sí
—respondió el rey—, y a los que usan bien lo que se les da,
se les dará aún más; pero a los que no hacen nada se les
quitará aun lo poco que tienen. 27En
cuanto a esos enemigos míos que no querían que yo fuera su
rey, tráiganlos y ejecútenlos aquí mismo en mi presencia”».