Moisés dio su bendición final al pueblo de Dios, y nosotros, los
hijos de Abraham, podemos reclamar por la fe esos ricos
pronunciamientos que se encuentran en Deuteronomio 33.
En primer lugar, Dios prometió que Su pueblo "descansa tranquilo
entre sus hombros" reposando seguro en Él (Deuteronomio 33:12 NVI).
No hay mayor seguridad y protección que subirse a las espaldas del
Señor!
A continuación, Él dijo que sus hijos disfrutarían de "lo mejor que
da la tierra y su plenitud" (v. 16). Ya que Dios hizo la tierra, Él
ciertamente puede hacer que dé lo mejor para los suyos.
Además, prometió a su pueblo fuerza física y protección para toda la
vida (v. 25). Jesús ofreció esta misma promesa a otro hijo de
Abraham cientos de años más tarde: "Esta apreciada mujer, una hija
de Abraham, estuvo esclavizada por Satanás durante dieciocho años.
¿No es justo que sea liberada, aun en el día de descanso?" (Lucas
13:16). La sanidad y la fuerza son parte de la bendición del Señor.
Por último, prometió a sus hijos paz y la seguridad de los brazos
eternos debajo de ellos (Deuteronomio 33:27). Seguridad en un mundo
inseguro no tiene precio y nos pertenece. Reclamemos nuestras
bendiciones, somos personas salvadas por el Señor (Deuteronomio
33:29).
98 días pasaron. Hay todavía 267 por delante para recibir y
experimentar las bendiciones del Señor!
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