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El ciervo es un animal interesante con características increíbles
que hacen a su equilibrio. Cuando cae repentinamente desde un alto
peñasco, siempre cae sobre sus pies y corretea de vuelta hasta el
lugar de donde cayó.
David dijo en el versículo 16 del Salmo 18: "Él extendió la mano
desde el cielo y me rescató; me sacó de aguas profundas." Una y otra
vez, el reino de David fue atacado por Saúl, Goliat, e innumerables
ejércitos enemigos. Cada vez, sin embargo, se las arregló para
aterrizar de forma segura y subir nuevamente hasta la prominencia.
¿Por qué? Porque en vez de conducir a David en un estrecho camino
traicionero, Dios amplió el camino bajo sus pies "a fin de evitar
que resbalen" (v. 36).
Ser espiritual no te hace inmune a los ataques, pero el Señor te
preparará para cualquier batalla (Salmo 18:34). Cuando el enemigo
venga contra vos, podrás "aplastar a un ejército" y "escalar
cualquier muro." (v. 29).
No te acueste revolcándote en la autocompasión cuando seas atacado,
sino... ¡ponete de pie como el ciervo y correteá de regreso a la
cima!
20 días pasaron... restan 345 para cumplir el propósito de Dios
en tu vida.
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