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Las lecciones sobre pureza y santidad son simples: decir la verdad,
no andar en chismes, honrar a los justos, mantener la palabra, ser
generoso con los demás, no aceptar sobornos. Estos mandamientos
simples abordan la forma de relacionarnos con nuestros semejantes.
Sin embargo, ¿quién de nosotros no ha roto estas sencillas
instrucciones y no necesite arrepentirse?
Dios es tan misericordioso, incluso con gente como nosotros. A pesar
de todas las transgresiones de Jacob, cuando él renunció a sus
dioses extranjeros, el Señor se encontró con él y fue misericordioso
con él (Génesis 35:2,9). Jesús dijo a los fariseos: "Quiero que
tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios" (Mateo 12:7b). Él les
recordó el valor de un ser humano. Porque Jesús es compasivo, Él "No
aplastará la caña más débil ni apagará una vela que titila." (v.
20).
Como Jacob, "nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por
Dios" (Romanos 3:23), y Dios pacientemente trabaja con nosotros para
restaurarnos a Su presencia. Si el pecado te ha derribado del santo
monte de Dios, ¡Levantate!, arrepentite, y subí nuevamente. Vas a
encontrar a un Señor misericordioso en la parte superior, dándote la
bienvenida con Sus brazos abiertos!
16 días pasaron... restan 349 para cumplir el propósito de Dios
en tu vida.
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